martes, 22 de noviembre de 2011

Declaración para un no-amor.



Hay tanto escrito sobre una misma historia que hasta a veces pienso que si supieras lo repetitivo que se vuelve todo, te cansarías de leer. Pero el problema no está en la repetición, sino en los cambios sobre la trama de una misma saga que parece no tener fin. La diferencia es que pareciera que todo está en “modo stop”, o empezando desde 0, como si fuese un eterno deja vu.
En este momento, y mientras seguramente también puede que este empezando a escribirse otra historia alrededor tuyo en la que puede que yo tenga muy poco que aportar, tendría que estar leyendo sobre historia argentina en diversas épocas, pero no puedo. No tengo otra historia en la cabeza más que la mía con vos. Y me refiero a vos, que nunca vas a leer esto y  supongo que tampoco te interesa hacerlo. Escribo sobre vos, que ahora te comportas como si nada hubiese pasado, como si todas las veces que te tuve a centímetros de distancia hubiesen sido nada. Esa misma nada que ahora me mantiene despierta durante más noches y más horas oscuras, y con ganas de saber que va a pasar la próxima vez, y la próxima y la próxima…
Por momentos recuerdo flashes de situaciones que no se si volverán a darse, escenas sueltas que vos mismo intentaste hacerme creer que fueron parte de una ficción, cuando en realidad puede que se supere a si misma todo el tiempo, sobre lo que existe, mal que te pese. Pero de si de algo estoy segura es de que todo esto fue y es efectivamente real y de lo mucho que deseo que todo lo que ya pasó, pase de vuelta. Ahora me toca a mí hacer mi parte. Jugar con las pocas armas que siempre tuve y no usé, tal vez porque creía que era en vano, o porque cualquier tipo de acercamiento me daba la sensación de que te perdía. Pero eso es lo que siento ahora.
Lo que me genera paz y tranquilidad es la certeza de que vas a seguir estando ahí como siempre, eso espero, y como todas las veces que te necesite, y como todas las que creo que te voy a seguir necesitando.  
Estoy convencida de  lo mucho que me importas y de lo bien y reconfortada que estoy cuando te convertís en mi mejor sostén, en mi “almohada” más confiable, cuando literalmente le das una mano a mi comodidad, pero también estoy segura de que no sabes que si eso me faltara algún día, me faltaría un parte de mi misma.
Ahora y hasta “el día después” solamente me resta esperar, sin especular con lo que va a pasar o lo que no. En el momento indicado y en el preciso instante en que todo se alinee y se condicione para dar mis primeros pasos, esos van a ser los más firmes y sutiles. Creo fehacientemente en que yo sí se lo que quiero, y que también puedo dudar… y hacerte dudar de lo que te lleva a decir lo que decís y aclarar lo que aclaras, pero por lo menos… yo no te creo ni un poco. O a lo mejor me equivoco y lo que todo este tiempo se dio sucedió gracias a y por vos, y no porque no quiera nunca hice nada para darte las señales que te dieran a entender que lo que sentía me hacía bien, pero de cualquier forma no me arrepiento de nada.
Si tuviese que darle un final a esta nueva primera parte resaltaría lo raro que se siente no saber por dónde empezar, pero a la vez saber que si no hago nada o haciendo todo, tengo el mismo miedo. Ese miedo inexplicable que algún dia voy a dejar de sentir, ojala ese dia llegue pronto.
Solo me queda un pedido por hacerte: por favor, no te vayas nunca.


No hay comentarios:

Publicar un comentario