martes, 4 de septiembre de 2012

El día que fue mi día.

Corría el año 2009 y recién terminaba el cole. Sabía que iba ver menos a mi flia, a mis amigas y amigos de siempre, que verlos después de varias semanas serían mi momento de relax y distención.... que la música iba a ser mi fiel y casi silenciosa compañera por momentos. Empecé una de las carreras que más amé y que todavía amo y, a la vez, a trabajar.
Me enseñaron que hay que ser agradecida y me parece que hoy es un día ideal para agradecer y para recordar como me sentía en mi primer día. Le tenía miedo a todo, sí. Muchos no se dieron cuenta, otros simplemente hablaron y hablaron, sin pensar que detrás de mi sonrisa había muchas dudas e inquietudes. La gran mayoría de las personas que estaban a mi alrededor se esmeraron por ayudarme y lo lograron y gran parte de lo que soy como trabajadora lo aprendí de los que intentaron hacer de mi una buena compañera. Si les falle en algún momento, sepan disculpar, no fue con mala intención.
Pasaron 3 años desde el día en el que empecé a saber lo que es trabajar, a comprender el hecho de un laburo digno, copado y a la valoración del mismo. A confirmar que el trabajo en equipo es genial y a conocer a mucha gente que me ayudó y que sigue hoy con ganas de ayudarme y a enseñarme.
Esto a lo que me refiero es el trabajo de secretaria. Y si, tuvo y tiene sus pros y contras como todo, pero está bueno sentirse útil, saber que aunque con ir a buscarle el almuerzo a la o al de lado le estás haciendo el favor de su vida o aunque suene exagerado le estás salvando el día. De ahí en más, risas, algún que otro pequeño enojo, emociones y llantos son parte de un gran combo de sensaciones de lo que fue, es y será mi segundo hogar.
Así de simple, Gracias!
Gracias a los que siguen confiando en mí y a los que esperan de mí lo mejor. Les deseo lo mejor del mundo, simplemente porque creo que todos nos merecemos ser felices.
Hasta otro día.

viernes, 31 de agosto de 2012

Si se quiere, se puede.


Pablo Pineda, un ejemplo de igualdad y de inclusión académica

 Es el primer joven europeo con Síndrome de Down en obtener un título universitario.

 
Pablo Pineda Ferrer nació hace 37 años en Málaga, capital de la provincia de Andalucía, España. Su primera aparición pública fue en la película “Yo También”, que le valió el premio a mejor actor en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián; aquella narra la historia de un trabajador social enamorado de su compañera de labores. Hoy, Pablo es   para muchos chicos como él y más allá de los prejuicios, es un ejemplo de esfuerzo y superación personal.

Este malagueño se recibió hace poco tiempo de Licenciado en Magisterio y le quedan pocas materias para terminar el posgrado de Pedagogía, lo que lo lleva a consagrarse como el primer joven europeo con Síndrome de Down en ser egresado de una carrera universitaria. Pineda además dicta conferencias y ponencias acerca de su experiencia con el objetivo de despojar prejuicios y aportar conocimientos sobre su “capacidad diferente” y para que se respete la diferencia, aquella que muchos marcan, tal vez por ignorancia, por discriminación o por pura ingenuidad.

No conforme con esto, colabora con la compañía Adecco S. A. en Colombia para lograr que los líderes de las empresas vean las diferencias como oportunidades y como problemas o defectos; en este contexto, destacó la puntualidad y el espíritu cumplidor.

En una entrevista realizada recientemente, Pineda contó que su próxima meta es obtener su carnet de conductor para sumarle un paso más a la independencia y autosuficiencia que ansía. Además, afirma que le disgusta que su caso sea tratado como inusual o excepcional, ya que el mensaje que quiere inculcarle a los padres de los niños con su discapacidad, según lo dicho en la charla, es “que se puede” y que deben ser enseñados y estimulados por ellos.

Pablo Pineda Ferrer demuestra que se puede y que la estimulación a temprana edad para la inserción en la sociedad como un ciudadano más - cuando de hecho lo es – forma parte de la gran cadena de inclusión de la que el mundo habla actualmente. Si se quiere, se puede. Ni una palabra más, ni una menos.
 

lunes, 5 de marzo de 2012

Re-cordis mi "Bucay".

Debo reconocer que hace demasiado que no escribo, que esto de no tener inspiración en vacaciones a veces es un poco frustrante y que lo único que me vendría genial para seguir con "La Vida en Paz", mi primera y, hasta ahora, abandonada novela sobre muchas cosas que escuché por ahí y otras tantas que veo y escucho de muchas de las personas que me rodean, sería un musita o musito que me caiga del cielo. O de algún otro libro, claro.
Pero en este caso en particular, y luego de darme cuenta de que este blog se convirtió en cualquier cosa menos en un infomativo, sé que es la mejor manera que tengo de leerme a mí misma... enojada, triste, feliz, esperanzada, experimentando todas o casi todas las sensaciones que una persona y sobre todo de una "no tan niña" debe vivir para dejar de serlo de a poco.
La publicación de hoy trata sobre esas pequeñas grandes sabias personitas que nos hacen creer, descreer, crecer... en fin, construir y/o destruir ese inmenso castillo enmarañado de preguntas y respuestas que nos hacen pensar y repensar sobre lo que nos pasa y lo que queremos que nos pase. Una de ellas, una de esas musitas a las que me refería antes, es hoy una mujer divina en todos los sentidos, que supo aconsejarme y tratarme como una princesita, cuando todavía lo era, y a quién recuerdo no sólo como una gran profesional, sino como una gran amiga. No voy a develar su nombre por ahora, porque espero que cuando lea esto sepa autoidentificarse.
Con ella, problemente de esas que se pueden clasificar como "soul sisters", aprendí entre otras cosas que los cortes no siempre tienen que ser tristes y dolorosos y en el último de los casos, si lo eran, ella iba a estar para sanarlos. Una especie de Belen Fraga eterna y no-ficticia (los/las que vieron Chiquititas me deben entender). Compartimos partidos de Yenga, partidas complicadisimas del Mis-te-rio que finalmente me compré para tratar de ganar alguna vez, memotests, etc. Juegos que entendí en el trancurso del tiempo que tenían un significado importantísimo en mi terapia, a la que un día dejé de ir sin entender muy bien por qué, pero de las que nunca me olvidé.
¿De dónde sale todo ese "Re-cordis"? De que las redes sociales logran encuentros inesperados y de que el centro de nuestra ciudad, mucho más. Así es que pensé "la voy a buscar, a ver qué onda" y la encontré. La ví con su familia y me puso muy feliz saber que nuestra separación era necesaria para las dos, sobre todo porque el destino nos tenía preparada las mejores de las vidas. A mí me falta mucho más que a ella, pero ella consiguió lo que más quería: ser mamá, y además de dos bellezas.
En este oportunidad la moraleja se la robo un poco al grande de Eduardo Galeano: Recordar es volver a pasar por el corazón, ése es el famoso significado de Re-cordis. Y a su vez, mi re-cordis se refiere a la más grossa de mis musitas. Para vos, Carol. Muchas pero muchas e infinitas GRACIAS.