Lejos de mis reflexiones, hoy me toca escribir por prescripción de mi querida profesora (a quien no hace falta nombrar más que con esa descripción) sobre lo que fueron las últimas elecciones generales.
Más allá del análisis que todo aficionado a la opinión pública pueda realizar, es importante resaltar, al menos para mí visión personal, lo que nos dejaron los últimos comicios, dejando de lado excentricidades y especulaciones de lo que será la continuidad al mando de la Dra. Cristina Fernández de Kirchner. Algunos la aman, otros la detestan, no creo que haya un punto medio, pero lo importante a destacar es que, si bien lo que se juega en cada situación como ésta, en la que podemos agradecer tener la oportunidad y el derecho de votar de manera libre y democrática a nuestros representantes, son dos aspectos que llaman la atención: el primero es la preponderancia a la sola figura del candidato presidencial y lo trascendente que puede ser un spot por encima de la propuesta o de la plataforma política en sí misma. Desde el cántico fervoroso incitando al voto hacia "El Alberto" Rodriguez Saa, pasando por "Es ahora." de Francisco de Narvaez, hasta los testimonios esperanzadores del Frente para la Victoria de quienes volvían del exterior para apostar por su país nuevamente y a veces hasta desde 0. Todos nos atraparon y hasta nos hartaron, pero ¿nos dejaron alguna propuesta o medida a tomar, más allá de la promesa del "Wi Fi" para todos? El punto es que nada de esto nos sirvió, exceptuando las medidas que CFK anunciaba en época de campaña, cuestión que disgustó a más de uno. Muchos ni siquiera supimos quién era el candidato a vicepresidente de Eduardo Duhalde y lo que más se difundió en los medios sobre él fue su propio pronóstico desacertado e insistente en contra de la presidenta, cosa que tampoco aportaba demasiado a su discurso.
Por otro lado, la oposición fragmentada en diversos partidos políticos que no se molestaron por darse a conocer más allá de su publicidad cedida por la Dirección Nacional Electoral, tampoco tuvieron la suficiente fuerza como para superarse a sí mismos y poder mostrar su poder de convocatoria o de convencimiento hacia para los votantes, que se vieron atraídos en porcentajes por de más menores en comparación al más del 50% que obtuvo el Frente para la Victoria, pero por sobre todas las cosas la figura independiente de la presidenta Cristina Kirchner.
En fín, lo que las elecciones nos dejaron fue, casi en su totalidad, unas cuantas promesas sueltas y poco trascendentes, sumadas a los dichos descabellados de figuras ya conocidas por su tono irónico y hasta ofensivo de crítica destructiva hacia el oficialismo, y la esperanza de que todo de lo que queda por mejorar y cumplir sea concretado a lo largo de estos "nuevos" 4 años.